Hay historias que sólo parecen reales cuando uno se imagina el mundo al revés. Y tristemente son ciertas en el lado del espejo donde habitamos. El relato que lleva a la muerte de Teresa Bautista Merino y Felícitas Martínez Sánchez es una de esas historias.
Algo se ha escrito y dicho sobre el tema en estos días. Para decirlo en pocas palabras: dos jóvenes triquis que trabajaban como periodistas en una radio comunitaria fueron asesinadas el pasado 7 de abril. Del gobierno de Oaxaca no podía esperarse mucho. Sí sorprendió, en cambio, que las autoridades federales, a través del subprocurador de Derechos Humanos y Atención a Víctimas, se negaran a reconocerlas como periodistas. Opinión que cambió –no tenían más remedio– cuando esta semana se les otorgó (post mortem) el Premio Nacional de Periodismo en la categoría "Orientación a la Sociedad".
Algunas piezas para el interesado en reconstruir lo que va de la historia:
Matan a dos locutoras de radioemisora comunitaria. Nota periodística publicada al día siguiente del asesinato en
La Jornada.
Video-Editorial de Javier Solórzano sobre el tema. Publicado en el portal de RadioTrece el 18 de abril.
Muy jóvenes para morir. Artículo de Luis Hernández Navarro, publicado en
La Jornada el 22 de abril.
Comunicado sobre el otorgamiento del
Premio Nacional de Periodismo 2007.
Columna de Carmen Aristegui dedicada al tema y publicada este mes en varios diarios. Aquí dos ligas: en
Reforma (para quienes tengan suscripción) y en
El Imparcial de Hermosillo Sonora (de libre acceso).
Video-Entrevista de Ciro Gómez-Leyva en Telefórmula (14 de mayo) con David Peña (abogado de los familiares de las periodistas), Jorge Albino (Coordinador de la Radio "La voz que Rompe el Silencio") y con Yanira Martínez (locutora y prima de Felícitas).